domingo, 1 de junio de 2014

Fecha de inicio de la lectura: 4 de mayo de 2014
Fecha de término de la lectura: 1 de junio de 2014
Valoración: MB (Muy bueno)
Título: La ladrona de libros
Autor: Markus Zusak
Editorial: Lumen
Número de páginas: 540

Reflexión: En el período anterior a la Segunda Guerra Mundial, la muerte nos relata la historia de una joven llamada Liesel Meminger, la cual perdió a su hermano menor y a su madre, la cual por ser comunista, tuvo que dejarla con una familia desconocida. 

Sin duda La ladrona de libros es un libro que te llegará al corazón, o al menos, te hará sentir vivo. Aunque parezca una completa ironía, dado lo que acabo de decir, el libro es relatado por nada más y nada menos que La Muerte. 

Markus Zusak se empeñó en crear un ambiente diferente; al narrar su historia desde la voz de La Muerte. Ella, la mano derecha de los peores asesinos, y en este caso, poniéndole énfasis sobre todo a su labor llevándose a más de 45.000 personas en la Segunda Guerra Mundial. La Muerte no es retratada como una antagonista, sino como un ser necesario en el día a día. De hecho, la historia de Liesel Meminger la "tocó" y es por ello que se digna a relatarla. Es sumamente atrayente la forma en que esta contado el libro, porque hacen una imagen de la Ladrona de vidas que difiere con la que el común de la población suele hacerse. La Muerte no está interesada en hacer suspenso en los lectores, no es cuidadosa en contar los sucesos. Ella simplemente es. 


Por otra parte, Liesel y sus palabras te trasladarán a un mundo diferente, visto desde el poco conocimiento de una niña de no más de 11 años (al comienzo del libro), la cual aprenderá a leer y conocerá la magia de las palabras y lo fuerte y dañinas que pueden llegar a ser. Las palabras, las mismas que le dieron poder a Hitler para mover masas. Con las cuales le hizo daño a la esposa del alcalde, Ilsa Hermann, con las cuales logró armar un lazo inquebrantable con su padre adoptivo, Hans Hubermann. Las palabras, también, fueron una de las cosas más importantes para entablar una grandiosa amistad con Max Vanderbung, un judío a quien los Hubermann aceptan en su casa. Este libro te enseña lo necesario y mágicas que son las palabras, el peso que llegan a tener y lo útiles que son cada día. Es más, sin ellas no podría estar escribiendo esto hoy, y análogamente, tú no podrías estarlo leyendo. 

"He odiado las palabras y las he amado, y espero haber estado a su altura."

Zusak relató desde la visión de una niña una descripción relacionada con objetos de cada persona, intentando retratar el punto de vista infantil. Cómo olvidar a aquel niño del pelo color de limón, él que esperó un beso de Liesel tanto tiempo, y cuando ella por fin pudo dárselo, fue demasiado tarde. O a la mujer con cuerpo de armario; dura como este último, pero si te fijas bien adentro hay un montón de sentimientos, un corazón de kilómetros y kilómetros de amor contenido bajo quizá cuántas llaves. Y qué decir de el joven con pelo de plumas, Max Vanderbung. Uno de los mejores amigos de Liesel y una de sus personas más amadas, con quien tenía tantas cosas en común, ambos perdieron a su familia, ambos amaban las palabras y ambos gustaban de boxear. Ese judío especial, que enseñó a Liesel a ver más allá, a que describir el tiempo que hacía afuera no era decir que estaba simplemente nublado, era muchísimo más que eso. No está nublado, hay un montón de algodones que al parecer no dejan que el brillante sol pueda asomarse, aunque lo quiera afanosamente. Y para el final dejé a Hans Hubermann, el hombre con corazón de acordeón. Simplemente él, quien enseñó a Liesel a leer, quien le tocaba acordeón siempre que podía para alegrarla y a quien ella más amó. 

La ladrona de libros permite que nos sumerjamos en una época diferente, cruel, a veces, pero no lejana. Se basa en un contexto histórico real, nos da cuenta de un trabajo brillante por parte de su escritor, el cual no puede pasar desapercibido. Finalmente, los invito a leer La ladrona de libros, por lo dicho y mucho más, les va a encantar. 

Stuttgard, Alemania. 1940

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